Todos eran muy simpáticos. La policía también. Eran tan educados, tan elegantes. Parecían guardias de los coches de un antiguo reino. Muy bonitos, de buen aspecto y muy educados conmigo. No sé si vosotros o cualquiera tiene cualquier otra experiencia, pero para mí, muy buena. De modo que incluso escribí un poema para ellos.
Así que, ya les conté esa historia, ¿verdad? No, no, no esta historia, mi intención era decirles algo. Sí, sí, sí, lo recuerdo. Él estuvo trabajando y después me marché, fui a otro lugar para aprender más sobre helicópteros. Y él se quedó donde estaba, porque no tenía que ir conmigo y aprendía rápido. Incluso se dormía volando. Cuando se dormía, volaba. Practicaba todo el tiempo en casa, sin el helicóptero. Así que aprendió muy rápido e incluso se convirtió en un inspector de nuevos pilotos. ¿De acuerdo? Antes, ¿de acuerdo? Sí, sí. Y entonces ahora él trabaja en un área distinta. No quiero que le prestéis demasiada atención a este chico. Dejadlo tranquilo. ¡Dejadlo tranquilo! Por cierto, él está casado. Y es un buen chico, un marido muy fiel, así que ni lo penséis. Os conozco, os gustan los pilotos. A mí también me gustaban. Pero no todos los pilotos son tan guapos como pensáis, solo yo soy guapa, pero solo soy medio piloto.
No pude continuar volando. Me encantaba. Tuve que dejar el vuelo externo para volar internamente, por mayores beneficios para todos. Me encanta volar. Fue tan bonito estar ahí arriba, nadie te molesta, no puedes pensar en nada excepto en lo que está delante de ti. Y delante de ti está todo vacío. Solo tener cuidado con los cables eléctricos. Algunas veces en tiempo de niebla, si vuelas demasiado bajo y no prestos atención, entonces “sayonara” (adiós). Casi muero una vez volando, porque el motor hizo kaput, se estropeó. Afortunadamente, teníamos otro motor. Hay dos motores, así que aterrizamos con un motor, pero aterrizamos de emergencia. La colina estaba así, no como una tierra plana, aterrizando así. ¡Oh! Suerte que mi instructor estaba a mi lado, así que tomó el control, pero su cara estaba verde. Estuvimos cerca. Él tiene hijos y esposa, no puede irse simplemente así. Yo podría. Si volviera a esa época, no tendría que preocuparme por nada más hoy en día. Bien, eso es todo. Ese es el asunto. Así que, si lo veis, decidle “Hola”. Estoy segura de que me recuerda. Quizás no. Simplemente mostradle Supreme Master TV, “Ahí está Ella, ¿La recuerda? Parece mayor ahora”.
Lo conocí cuando yo era más joven. Me invitó al palacio. Pero cuando fui allí la primera vez, fui a mirar el palacio, solo estando de pie afuera y de repente, todas las cámaras se giraron hacia mí. ¡Cientos de ellas! ¡Oh! Y entonces me asusté. Y después nos fuimos a casa. Y cuando él dijo: “Ven al palacio mañana”, Recordé esa escena y entonces simplemente me asusté. No quise ir más, en esa época.
Después viví en Tailandia y él preguntó por mi número. No sé si él llamó o no, porque olvidé darle mi nombre, porque solo sabían mi nombre como Maestra Ching Hai, no sabían mi otro nombre. Así que, en cualquier caso, probablemente le dijeron: “Nadie así vive aquí. No existe ese nombre en nuestra casa”. Yo no respondo al teléfono normalmente, de todas formas. Cuando respondieron, probablemente le dijeron: “El propietario no está en casa” o “No tenemos a esa persona”. No lo sé. Yo fui a Tailandia poco después, a visitar Tailandia. Probablemente pensó que yo era una princesa, así que él fue al palacio, pero solo vio a otras princesas. Yo no estaba allí. Pero él sabía el número. Yo vivía en el campo de golf y le di a él ese número de teléfono. No importa, lo olvidé, lo que fuera, lo que fuera. Un viejo amigo, un amigo de hace mucho, mucho tiempo. Él no lo recuerda, pero yo lo recuerdo. Ese es el problema.
No importa. Yo solía vivir en Mónaco antes. No quiero decir en esta vida, en otra vida, como una princesa. Pero no quiero hablar de eso, me enfado. Pero todos me trataban allí como a la realeza también. Cuando viví allí en cualquier hotel, me trataban tan bien. Por eso os trato bien ahora, por el buen recuerdo de Mónaco. Quiero recompensar la amabilidad y bondad de la gente. ¡Me llamaban “princesa”! Ni siquiera me conocían. Fui a restaurantes y comía y todo eso con todos los discípulos. Ellos decían princesa esto, princesa lo otro. Yo les dije: “No soy una princesa”. Y entonces ella dijo: “No importa”. El dueño del restaurante dijo: “No importa, Usted es mi princesa”. Yo le dije: “En ese caso, gracias”. Y después, cuando pedía un taxi o algo, siempre pensaban que yo era una princesa. Me llamaban princesa esto, princesa aquello. y yo siempre les decía: “No”. Un taxista monegasco, él tiene una casa en Mónaco y él no es taxista normal. Y lo llamé para que viniera porque allí yo no conducía. Y después vino y me recogió. La primera vez vino con un taxi normal. La segunda vez vino con su mejor Mercedes, blanco y grande. Yo le dije: ¡”Oh! ¿Dónde está tu otro taxi?” Él dijo: “No, éste es para Usted, princesa”. Él lo dijo así.
A los taxistas, les gusto. Tengo afinidad con los taxistas de alguna forma. Un bonito coche tenía él, el Mercedes, blanco y limpio y nuevo y espacioso, su propio coche. No trajo el taxi. Él realmente era monegasco. Su característica especial. Y él decía que era monegasco, nacido allí y originario de allí. Hablaba francés conmigo y le dije que el inglés era preferible. Mi lengua estaba atada, por mucho tiempo no hablé francés. Así que él hablaba inglés conmigo. Son gente muy educada en Mónaco. Y cuando fui allí por primera vez, le dije a la gente que trabajaba en el restaurant del hotel: “¿Podéis decirme quién de vosotros es monegasco? Me gustaría conocer a la verdadera gente monegasca”. Y dijeron: “No hay monegascos trabajando en Mónaco”. Como que todos son príncipes, no necesitan trabajar. Solo los extranjeros van allí a trabajar. ¿Es eso cierto? (Sí). Es cierto. Él no sabe nada. Vaya, no saben mucho. Así que seguí buscando a monegascos para ver qué aspecto tienen. ( Yo tampoco soy originario de Mónaco) ¿No lo eres? ¿Eres francés? (Sí). ¿Pero vives en Mónaco? (Sí). ¿Sí? (Vivo al lado de Mónaco). Al lado de Mónaco. (No soy de Mónaco). Entiendo, entiendo.
Cuando estaba en Mónaco, era difícil encontrar un apartamento o algo a corto plazo, así que vivía al lado. Una vez, conocí a una monegasca que trabajaba en un restaurante. Ella incluso adoptó a un hijo aulacense (vietnamita). Muy simpática, muy amable. No conozco a la gente monegasca, porque cuando vas a Mónaco, crees que todo es monegasco. No es verdad. Todos son extranjeros, todos ricos y famosos que viven allí. Los ricos y poderosos viven allí, con yates y helicópteros aparcando en los yates, aparcamientos o algo así. Así que, cuando fui allí, también creían que yo era rica y ponderosa, así que me trataron muy bien. No los monegascos - Rara vez te los encuentras. Son todos forasteros, extranjeros.
¡Oh vaya! ¿Dónde están los Budas? Volvemos a los… Os leeré la historia del Señor Mahavira. Está casi… Oh, ¿está casi acabada? Casi acabado el sufrimiento, su sufrimiento. Soportando su karma, durante Sus 12 años de práctica, pero hay algunos más tarde con Sus enseñanzas. Y cuando Él ya obtuvo la iluminación completa, algunas enseñanzas más tarde. Bien. Ahora, ésta es otra historia - Él liberó a Chandana. Es “La liberación de Chandana”.
Anteriormente, cuando yo estaba en el nivel de abajo, estaba en Francia, en una casa en Francia, en las montañas, mientras estaba buscando un ashram para la gente europea. Así que vivía en una casa. Antes de esa casa, no tenía ningún lugar, a nadie cerca de donde vosotros estábais y donde estábamos ahora en esa época, así que tuve que vivir en un hotel. Y fueron tan amables conmigo, tan amables, todo el tiempo. Cualquier cosa que deseaba, inmediatamente venía. Y me quedé allí. Yo estaba muy enferma. Aunque estaba enferma, había ya citas para ir a Francia a buscar casas. Y en Francia, no vi ningún hotel que estuviera al lado del mar. Y en esa época, yo no sabía mucho sobre esa parte de Francia. Y había pasado por Mónaco hacía mucho tiempo, cuando hicimos el Desfile de Moda por todas partes. Pasamos por Mónaco y mi conductor me propuso: “Vaya a comer cuscús y a la discoteca propiedad del príncipe” en esa época. Así que fui allí y vi que era una zona muy bonita y fácil de encontrar un hotel al lado del mar.
Yo estaba enferma en esa época… Pero incluso enferma, fui a buscar un ashram y casas en Francia en aquella época. Reservamos un hotel y viví en una pequeña habitación, pero de cara al mar. Y después de unas cuantas semanas, paró mi tos. Cada día, bajaba al bar, bebía un poco de zumo, zumo mezclado, ponche de fruta, sin alcohol y me puse mejor, tan rápido, solo cuantas semanas. Así, unos cuantos años más tarde, tuvimos un ashram y casa, pero siempre que estoy enferma o me siento muy asfixiada de alguna forma, en esa zona algunas veces… No es la zona, es solo que el karma algunas veces viene demasiado desbordante, enfermo. Tosiendo o muy incómoda, de todo tipo, y también vuelvo a ese hotel. Intento conseguir la misma habitación y mirar al mar. Respirar cada día y bajar, beber zumo. Y salir, conseguir una pizza vegana o algo y volver y beberme el zumo allí. Y me recupero rápidamente.
Pero son tan agradables. Cada vez que llego, me ven tosiendo de nuevo, dicen: “Ve y consigue esto, compra esto para Ella, rápidamente”. Ya sabéis, los botones que llevan mi equipaje a la habitación, dicen: “Ve y consigue esto para Ella, eso para Ella. Llama al médico”. Ellos son automáticos. Ni siquiera dije nada aún. Ellos dicen: “Ve y compra verbena”. Algo así, el té para la tos y “Llama al médico. Tráele a Ella zumo. A Ella le gusta este tipo de zumo, esa clase de zumo”. Incluso tienen un cóctel (sin alcohol) llamado con mi nombre. El otro nombre, no el nombre de vuestra Maestra. Ellos me dijeron: “Este es Su cóctel, Su nombre ahora. Vamos a nombrarlo”. Eso es lo que me dijeron, pero no yo no duré suficientemente tiempo allí para saber si lo imprimieron en el menú o no. O quizá lo imprimieron, Es demasiado largo, lo olvidé. Así son de amables. Por supuesto, yo fui muy amable con ellos también. Siempre he mostrado respeto al aparcacoches o al botones, al camarero, camarera y les doy buenas propinas, por amor y respeto. En Navidades les compraba regalos. Cada uno, todo el hotel tenía, cada uno, un pequeño regalo, cajas de chocolate (veganas), algo así o dulces (veganos).
Aunque no vivo en ese hotel ya, siempre que los veo, me ven, están muy, muy contentos, contentos. Y hacemos muchas cosas de broma. Son muy divertidos conmigo. Son serios con otros clientes, pero conmigo, bromean como viejos amigos. Estaban hablando juntos y yo salía del hotel, les dije: “¿Qué estáis haciendo, chicos? ¿Hablando a mis espaldas?” Solo una broma. Ellos dijeron: “No, no. No, estábamos hablando de este chico. Él tiene un tatuaje, ya sabe dónde”. Les dije: “No sé dónde. ¿Cómo voy a saber dónde?” Solo hice una broma. Dije: “No sé dónde, pero tengo algo”. Él dijo: “Es un lugar secreto. No lo puede ver”. Yo dije: “Por supuesto, Yo no quiero ver su tatuaje, no importa si es secreto o no. Yo también tengo algo secreto”. Y entonces levanté mis pantalones un poco, “¡Aquí!” Solo bromeando. Nada ahí. Solo era un poco quizás una cicatriz de mosquito. Dije: “Aquí” y todos se rieron juntos, así que el manager salió y dijo: “¿Qué está pasando aquí?” Yo dije: “Nada, nada”. Solo estamos comparando los tatuajes para ver el de quién tiene el mejor y en qué posición del cuerpo”. Y también se rieron todos juntos. Ese es un buen recuerdo.
Nunca tuve ningún mal recuerdo en absoluto en Mónaco, en absoluto. Incluso una vez, me compraron un coche nuevo. No sabía cómo conducirlo. Lo llevé, pero era demasiado rápido, más rápido de lo que pensé. Y después le hice un roce a alguno o no sé lo que hice, si lo arañé o no, después me detuve a un lado esperando a la policía. Incluso la policía era tan agradable, que tuve que comprar pasteles (veganos) para disculparme más tarde por hacerlos trabajar por nada. Todos eran muy simpáticos. La policía también. Eran tan educados, tan elegantes. Parecían guardias de los coches de un antiguo reino. Muy bonitos, de buen aspecto y muy educados conmigo. No sé si vosotros o cualquiera tiene cualquier otra experiencia, pero para mí, muy buena. De modo que incluso escribí un poema para ellos. En Navidad se lo regalé con algunos chocolates (veganos). ¿Os acordáis? (Sí). Llevásteis en coche todos los chocolates (veganos) para ellos. Ellos incluso se preocuparon porque nadie nunca le regaló chocolates a la policía antes. Me imagino que estaban asustados de que quizá los sobornáramos, así que no se atrevían a comprar cosas para la policía. Solo se los compré y después le preguntaron a él, creían que yo no hablaba francés y le preguntaron a él: “¿De dónde robásteis los chocolates?” Porque eran tantos, tanto y él les dijo: “No, lo compramos en el Carrefour, pueden llamar y preguntar ahora”. Él estaba enfadado. ¿Cómo pueden pensar que nosotros, su Maestra, robó los chocolates? Él estaba como enfadado, un poco. Su tono no era tan amigable. “Llamen y pregunten ahora. Los compramos en el Carrefour justo ahora”. Fue tan gracioso. Entonces la policía se retractó, porque él parecía fuerte y feroz, temible. La forma en que él se comportó, quizás su energía solo salió: ¡“Guau”! Y la policía retrocedió, pensando: “Oh, no te metas en líos con esta gente”.
¡Ay, ay! Imaginaos, él debía estar bromeando porque, ¿qué clase de persona roba chocolates y se los lleva a la policía? Si robas algo, corres lo más lejos posible de la policía, ¿no? ¡O se los llevas justo enfrente del cuartel de la policía y se lo regalas! Y digo: “Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo”. Una caja para cada uno. Conté 300 y algo. Y después se dieron la vuelta y dijeron: “¿Dónde robásteis todos estos chocolates?” Quizás solo hizo una broma. Pero la policía, no bromean de manera muy obvia. Bromean en la forma de la policía, muy serios. “¿Dónde robásteis Todos estos chocolates?” Quizás se reía por dentro: “Ja, ja”. Pero nosotros no vimos que se riera por dentro. Y este chico se enojó un poco. Él dijo: “¡No, no robamos nada! Lo compramos del Carrefour de allí. Pueden llamarlos y preguntar”. ¿Verdad? Lo dijiste así. Así que la policía. “Bien”. Creyó que no teníamos sentido del humor, así que no quiso tratar con este tipo de personas. Así que dijo: “Bien, traedlo aquí”.
Y entonces le pregunté al jefe, puse una excusa: “La última vez les molesté mucho y solo soy una invitada en su país. Por favor permítame regalarles algunos chocolates (veganos) para cada uno de ustedes, porque están trabajando duro todo el año y no sé si alguien se lo agradece, así que se los agradecemos”. Y él dijo: “Bien”. Y el otro policía sabía mi nombre. Uno de los policías sabía mi nombre a causa del problema del coche. Pero no pasó nada porque yo tengo seguro de todas formas, solo un arañazo quizás. Ni siquiera vi el coche que se rayó. Así que el jefe me conocía también ya, porque había tratado conmigo antes. Cuando el coche tenía problemas, metimos el coche dentro y él también me preguntó, porque no estaba transferido a mi nombre todavía. Él dijo: “¿Usted robó este coche? ¿Sí o no?” Así que dije: “¡No, señor!” Muy alto, tan alto como él. Así que él me conocía ya, no se meta en líos conmigo. Más tarde, supo que era verdad, que no lo robé, así que tuvo más respeto hacia mí. Así que cuando pedí permiso para regular los chocolates, él dijo “Bien” directamente. Muy contentos.
Y también, antes, les compré algunos donuts (veganos) ese tipo de cosas. Escuché que a la policía le gustaban las cosas dulces como donuts, así que compré muchos. (Solo en América). ¿Solo en América? (En Francia, no). ¿En Francia, no? ¿En Francia qué les gusta? (Queso). ¡Queso! ¡Oh! ¡Oh! No lo sabía. (Vino).¡Vino! Oh, sí, también traje champán (sin alcohol). Y cuando lo llevé dentro dijeron: “Oh, solo estábamos bromeando” dije: ¡“Qué”! Yo no los vi a ustedes bromeando. Creí que estaban serios, así que lo compré ya. No lo puedo devolver”. Así que lo abrí todo y todos me vieron abrirlo y dijeron: “Bien”. Quizás se lo dieron a los niños más tarde, no lo sé. Pero simplemente me marché y dije: “Gracias. Gracias a Dios que han aceptado mis disculpas”. Y así algunos de ellos me conocía, y entonces más tarde, cuando llevé los chocolates (veganos) para Navidad, el jefe estaba ya de acuerdo.
Y el otro chico, quizás intendente o lo que sea, quizás subjefe, algo, me preguntó: “¿Cuál es Su nombre? Tenemos que saber Su nombre. ¿Quién lo regala?” Yo dije: “Ya saben mi nombre. Estoy registrada aquí”. Y el otro, el inspector de la policía le dijo: “Yo sé Su nombre”. Y él deletreó el nombre para ese chico. Así que dije: “¿Lo ve? Soy bien conocida aquí. Soy buena. No se preocupe”. Y todos me dejaron marchar. Son policías muy amables, muy, muy amables. La policía allí están quizás más estresados que en otros sitios porque Mónaco es pequeño. Y todos van allí con coches llamativos y todos los VIP importantes, así que son muy, muy cuidadosos. Y si tienes que ir allí en bicicleta, moto, tienen que comprobar tu identidad, todo. Incluso los médicos van en bicis porque hay demasiado tráfico. Es más fácil para ellos hacer zig zag a través del tráfico y así llegar hasta sus pacientes más rápido. E incluso entonces, incluso si ya los conocen, tienen que comprobar su identidad por protección de la ciudad, del país. Así que allí dicen que no hay delitos, no hay ladrones, no ocurre nada, todos están a salvo allí. Es famoso por estar a salvo, eso es lo que me dijeron. Yo estuve a salvo allí todo el tiempo de todas formas. Fui a todas partes sola. No necesitaba a tantos guardianes del diamante allí. Los llaman guardianes del diamante. No estoy segura de cuánto diamante es. Un día lo testaré. Quizás solo fideos hechos en forma de diamantes.