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“Entonces, el Maestro Baall Shem Tov les preguntó: ‘¿Cómo han podido entrar en la sinagoga, un lugar tan sagrado como ese? ¿Cómo pueden entrar allí?” Porque normalmente los demonios no se les permite entrar allí. (Sí, Maestra). Ellos no podían. Simplemente no podían. “Entonces, los dos demonios le respondieron: ‘Oh, pudimos hacerlo. Pudimos entrar gracias al hombre que lee la Torá, gracias al hombre que lleva las oraciones’”.